Para hablar de centralismo en el Perú es necesario entender a lo que nos estamos refiriendo cuando hablamos de centralismo, para entender esto tenemos que saber diferenciar al centralismo, descentralización y regionalización. A continuación un breve concepto de cada término.
¿Qué es el centralismo?
El centralismo es un problema de concentración del poder político en el gobierno central. Es, en consecuencia, un problema institucional de concentración y desigual distribución del poder. Se caracteriza por otorgar la mayor cuota de poder al gobierno central, exista o no una representación política federal, y también por que el gobierno central asume las competencias administrativas y económicas que las autoridades federativas no pueden asumir.
La descentralización es el proceso de
transferencia del poder del gobierno central a los gobiernos que están mas
abajo, gobiernos, regionales y locales (provinciales y distritales). Tiene como
finalidad el desarrollo integral, armónico y sostenible del país, mediante la
separación de competencias y funciones, y el equilibrado ejercicio del poder
por los tres niveles de gobierno, en beneficio de la población.
Entonces en un Estado centralizado su poder es atribuido a un Gobierno central, de manera que los gobiernos locales actúan como sus agentes mientras que, en el caso de un Estado descentralizado, se otorga mayor poder a los gobiernos locales, los cuales les permite tomar decisiones propias sobre su esfera de competencias. https://www.youtube.com/watch?v=KqZ1KQdXu3U
¿Qué es la regionalización?
La regionalización es el proceso que está en desarrollo mediante el cual se busca lograr la conformación de regiones como divisiones políticas del país, integradas para instruir Gobiernos Regionales con autonomía económica y política que permitan descentralizar la acción del Estado.
Teniendo en claro la diferencia de estos términos empezaremos a hablar de la problemática que existe hoy en día en nuestro país (Perú) sobre el centralismo económico y educativo.
Problemática: CENTRALIZACIÓN ECONÓMICA EN LIMA.
El Perú todavía sigue siendo un país altamente centralizado ya que según Efraín Gonzáles de Olarte, Lima concentra el 29% de la población nacional, produce el 48% del PBI nacional, se genera el 55% del ingreso nacional, produce el 70% del PBI industrial, concentra el 52% de los servicios gubernamentales, recauda más del 90% de los impuestos. Ante esto, las regiones solo reciben algo más de un 15% del presupuesto nacional convirtiéndolos en meros receptores de los ingresos del poder Central.
La escasa participación de los ciudadanos en los asuntos de los Gobiernos Locales y Regionales e Instituciones Burocráticas ineficientes impiden un verdadero proceso de descentralización.
La centralización económica es en realidad una centralización privada y ésta es la principal causa del centralismo estatal. El mayor indicador de la centralización económica es la concentración de capital humano en Lima, es por ello que los mejores profesionales, técnicos y también los mejores empresarios trabajan, hacen negocios y viven en Lima o partir de Lima; la existencia de mayores stocks de capital humano y físico generan flujos productivos y de ingresos, generando una oferta y una demanda que hacen que la economía de Lima tenga una autonomía bastante grande con relación a los otros departamentos del Perú. Esto ha generado una divergencia entre los resultados económicos de Lima con los del resto del país, es decir, los niveles de producción y de ingresos de Lima tienden a ser desiguales, sobre todo cuando hay crecimiento económico.
Frente a una centralización tan grande y, sobre todo, tan remachada y consolidada, la descentralización es realmente un desafío. Las propuestas de descentralización han sido reducidas a la descentralización de los niveles de gobierno sub-nacionales. Políticos, medios de comunicación, académicos y, sobre todo, los descentralistas provincianos creen que el fortalecimiento de los municipios y la creación de gobiernos regionales son las medidas que van a permitir el desarrollo regional y local y, de paso, van a fortalecer la democracia. Esta percepción está basada en la premisa según la cual el gasto público descentralizado es capaz de desarrollar todos los departamentos y provincias del Perú. Sin embargo, el gasto público depende del grado de centralización económica, que en el Perú es extrema, puesto que el gobierno central cobra el 90% de los ingresos tributarios y los recauda en Lima en un 85%. En otros términos, mientras los departamentos, provincias y distritos fuera de Lima tengan economías pequeñas y débiles la descentralización será sólo una dádiva del gobierno o del Estado.
Si bien es cierto existen ciertas soluciones para replantear las discusiones y las propuestas sobre descentralización, pues tampoco son fáciles de ejecutar, existen dos posibles estrategias para el desarrollo convergente entre los distintos departamentos y provincias: la descentralización productiva y la descentralización distributiva.
La primera que parte de la premisa de que es necesario generar nuevos centros económicos en las principales ciudades del Perú y mayor integración con sus respectivos entornos rurales. Sobre esta nueva estructura productiva, los gobiernos regionales y locales podrán contar con bases tributarias sólidas y autónomas. En consecuencia, el descentralismo estatal será una realidad con probabilidades de durar en el largo plazo.
El requisito indispensable para el éxito de esta estrategia es que el Estado y el sector privado se pongan de acuerdo sobre metas de crecimiento e inversión regional, plasmadas en algunas reformas institucionales, un fuerte paquete de políticas sectoriales y un complemente de políticas sociales.
Y la segunda que en cierta medida pues no trata de influir en las tendencias del crecimiento regional en el Perú, sino al contrario promueve una mayor centralización de la producción, para aprovechar las economías de escala, las economías de aglomeración y las externalidades de la centralización económica en Lima. Lo que a la postre generaría una mayor base impositiva, que permitiría al Estado aumentar el nivel de gasto descentralizado y transferirlo al resto de regiones, en función de ciertos criterios de desarrollo y compensación social.
El problema de esta vía es que el
desarrollo regional será siempre dependiente del nivel de actividad de Lima y de la
voluntad política, a menos que se institucionalice en la Constitución la obligación de
transferir porcentajes determinados del gasto público a las regiones y municipalidades.
El problema del centralismo en el Perú Republicano.
La economía se ha organizado en torno a dos factores: los recursos naturales y la demanda. Por ello, las poblaciones han tendido a estar en aquellos lugares con tierras fértiles, minas, pesca, bosques, o en las ciudades con industria, servicios y oportunidades de negocios. El modelo económico construido sobre la base de los recursos naturales y, posteriormente, sobre la base de la industrialización por substitución de importaciones que luego de la segunda guerra mundial vino acompañada de una acelerada urbanización, generó un centro económico "fuerte" en Lima-Callao y una periferia "débil" conformada por el resto de departamentos.

El centralismo educativo en Perú se encuentra nivelado en diferentes aspectos o mas bien representados por diferentes porcentajes de los miembros que conforman el sector académico.
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